Entrevista de Silvia Bueno a su bisabuela Consuelo
Ha sido muy satisfactorio escribir el trabajo y hacer la entrevista porque suponía volcar toda mi atención en mi bisabuela, que normalmente está aburrida y aguantándose las ganas de contar todas esas historias que con este trabajo ha podido volver a compartir conmigo
Silvia Bueno López
Curso 3ºA ESO en 2015-2016
IES Manuel de Falla, Coslada (Madrid)
Bisabuela Consuelo:
Mi nombre es Consuelo, nací en Cuba en diciembre de 1919. No soy cubana, mis padres emigraron allí para encontrar trabajo. Cuando cumplí tres años, mis padres decidieron que nos volviéramos a vivir a Madrid y nos establecimos aquí. Mi padre era el mozo de un establecimiento y mi madre era ama de casa. Mi madre murió en 1928 de tuberculosis y yo me vi obligada a dejar el colegio para cuidar de mis tres hermanos. Toda mi familia era de izquierdas, pero no soy capaz de recordar el partido al que votaron. Cuando estalló la guerra yo tenía dieciséis años y recuerdo un temor enorme aunque no sabíamos que iba a ser algo tan gordo hasta que comprendimos su gravedad. Yo vivía en Madrid aunque tuve que vivir un tiempo en Alicante, en Barcelona y en distintos pueblos de la Mancha. Durante la guerra pasé hambre y miedo, sobre todo mientras estaba embarazada. Llegué a comer palomas y soñaba con que comía, fue horrible.

Hay muchas anécdotas sobre la guerra y la posguerra pero cada vez voy olvidando más cosas. Al acabar la guerra, en 1939, mi marido, mi hija recién nacida y yo decidimos ir a Alicante para coger un barco que nos iba a llevar a América. Una vez allí, resultó ser una trampa y vinieron los nacionales a detenernos. Algunas personas decidieron tirarse al mar y allí se ahogaron y a los demás nos detuvieron. A mí y a mi hija nos llevaron a un teatro que había en Alicante, pero tuve la mala o buena suerte de sufrir un aborto y fui trasladada al hospital. Los oficiales se llevaron a mi hija y yo rápidamente me puse a gritar y a pedir que me la devolvieran. Una vez en el hospital, el médico, al escuchar mis gritos, me dijo que él me traería a mi hija. Me conseguí tranquilizar y finalmente me trajo a mi hija de vuelta. Se lo agradecí muchísimo ya que sin él nunca la habría encontrado. Me contó que le iban a fusilar y que al oír mis gritos se había conmocionado y decidió buscar a mi hija. Cuando me recuperé, me dio comida para mí y para mi hija y me dijo que me fuera de Alicante a Madrid rápidamente o me fusilarían. Y así lo hice, cogí un tren a Madrid y allí me pude reunir con mi familia.
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Pese a todo lo anterior, me siento afortunada porque encontré a gente que me trató bien y sembraban paz aunque estuviéramos en guerra. En cambio, durante la posguerra, me metieron en la Dirección General de Seguridad y me pegaron durante bastante tiempo. Querían que denunciara a los que luchaban con mi marido contra Franco desde dentro de España. Yo me resistí a hablar y ya no recuerdo bien por qué me dejaron salir, pero conseguí volver a mi casa.
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La paz es algo que siempre está presente, incluso en una guerra. En mi caso vi muchos signos de paz entre compañeros del mismo bando, aunque no tantos entre personas con ideas políticas distintas. En mi caso, recibí ayuda de alguien que pertenecía al bando nacional, recibí ayuda de mis tíos. Nunca tuve muy buena relación con ellos, eran un poco simples y no tenían ideales; por lo tanto, se hicieron del bando nacional y vivieron en paz sin ser molestados. Aun así, la paz y la solidaridad están siempre presentes y en una ocasión que me vi bastante apurada ellos salieron en mi ayuda. Estuve en la cárcel con mi hija una temporada (recuerdo que en ese tiempo conocí a las Trece Rosas y fui su compañera de celda, poco tiempo estuve con ellas porque enseguida las llevaron para fusilarlas), lo pasé bastante mal y mis tíos se enteraron de que la niña estaba también en la cárcel y entonces hablaron con unos amigos con poder en el bando nacional y les pidieron recomendaciones para que nos pudieran sacar de la cárcel. Fueron bastante amables, nos dieron comida y cama durante unos días. Esta es uno de las pocas historias de paz que recuerdo, ya que me va fallando la memoria a mis noventa y seis años.
Silvia Bueno:
Como conclusión final y personal me gustaría decir que tenemos bastante suerte de vivir en España ya que hay muchos países que están en guerra y están pasando por situaciones parecidas a las de nuestros abuelos. En cuanto a la paz, pienso que es algo que ahora vemos normal; sin embargo, en los tiempos de la guerra se veía como algo que nunca iban a tener. También me gustaría decir lo mucho que me ha gustado realizar este trabajo con mi bisabuela y volver a escuchar sus historias sobre la guerra. Yo pensaba que ella se iba a entristecer y, de hecho, estuvo triste hasta la mitad de la entrevista. A partir de ahí, se mostró orgullosa de sus actos y del mundo en el que vivimos ahora. Ha sido muy emocionante poder escribir su propia historia porque para ello necesitabas ponerte primero en su lugar para imaginarte qué pensaba, qué sentía, qué podría haber dicho, etc. Ha sido muy satisfactorio escribir el trabajo y hacer la entrevista porque suponía volcar toda mi atención en mi bisabuela, que normalmente está aburrida y aguantándose las ganas de contar todas esas historias que con este trabajo ha podido volver a compartir conmigo.
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