Engarces de Paz Viva

En Engarces de Paz Viva se combinan cuatro elementos:

1.- El acto mismo en que un ser humano o varios salvan, protegen, alientan, consuelan, educan, a otras vidas en necesidad o incluso las engendran y crían;

2.- La conexión entre esos seres humanos, cadena de trasmisión de esos actos, que puede ser muy diversa y que entra en juego al realizarse el acto, aunque puede que llegue más tarde a la(s) persona(s) a quien ese acto se dirije;

3.- La motivación o constelación de motivaciones que impulsa el acto, que puede venir ya de antes o ser súbita, interesada o desinteresada -en el caso de hebras de paz viva-, a veces muy clara y otras veces difícil, incluso imposible, de dilucidar;

4.- La situación en que se da una conexión que puede canalizar el acto mismo y favorecer o dificultar que se imponga la motivación que lo impulsa.

Así por ejemplo cuando en Mayo de 1993 Manuel E. Patarroyo decide, en vez de vender a una multinacional farmacéutica la patente de la vacuna contra la malaria que había desarrollado en su Instituto de Inmunología de Colombia, donarla a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que no se beneficien de ella exclusivamente los turistas de países tropicales que pueden pagarla, sino todos sus habitantes, entra en juego al momento mismo del acto la conexión con la OMS, aunque tarde años en llegar los beneficios de la vacuna a la gente del tercer mundo, cientos de millones, a quienes nunca va a conocer y que de otra forma no hubieran podido costeársela.

Estas conexiones son muy variadas y cada una de ellas puede ser por sí sola complicada, una cadena de distintos eslabones. Puede que el contacto físico o el conocimiento del otro sea uno de los eslabones de esa conexión, que también lo sea un vínculo familiar, una ley, norma, costumbre, ritual o moral establecida, el compartir una discapacidad, una afición, el trabajar en la misma empresa, padecer la misma enfermedad, destacar en la misma habilidad. Es fácil encontrar ejemplos de todos estos casos.

Aquí importa señalar que una misma conexión puede canalizar un acto de paz viva y un acto de hostilidad y violencia. Por ejemplo, simplificando, la conexión entre un director y su empleado puede canalizar actos de paz viva en ambas direcciones, como muestras de afecto, cuidados, pero puede también canalizar “a contrapelo” abusos en una dirección y sabotajes en la otra, hostilidad y violencia. Puede incluso dentro de la misma conexión invertirse la interacción que un día fue solidaria y hacerse hostil.

Si nos metemos a analizar los engarces de paz viva, como estamos haciendo, se nos empiezan a complicar las cosas. Viene una complicación detrás de otra. Pero no podemos parar el análisis en marcha ante la complicación con que topamos, hay que seguirlo buscando una explicación a esa complicación. (Dicho sea de paso, “pliegue” está en la etimología de ambos términos complicación><explicación. Y es que de lo que se trata es de abrir y sacar a la luz los pliegues en que se esconden elementos de la realidad que queremos entender).

Justo tras la explicación que acabamos de hacer de que una misma conexión puede canalizar actos de paz viva y dinámicas de hostilidad y violencia, se nos vuelve a complicar el asunto al constatar que hay conexiones que en su funcionamiento natural canalizan actos de paz y justicia mientras otras conexiones canalizan en su funcionamiento natural actos menos justos y más violentos. Así por ejemplo hay leyes de extranjería que estipulan la convivencia en equidad entre inmigrantes y nacionales mientras que en el mismo país puede cambiar esa ley y estipular la discriminación, explotación y exclusión del inmigrante.

Este tipo de conexiones es, en el caso de una ley vigente, estructural; pero en el caso de una costumbre, camaradería, la música, los juegos, bailes, rituales compartidos son conexiones que forman parte del acervo cultural. Así que en un engarce de paz viva, al combinarse el acto mismo con la conexión, la motivación y la situación en que sucede, entra en juego la triada: acto, estructura y cultura, triada que desde 1990 ya aparece en el análisis que hace Johan Galtung de las dinámicas de la violencia distinguiendo violencia directa, violencia estructural y violencia cultural.(Véase Wikipedia “triángulo de la violencia”)

Quizá se entienda mejor este análisis aplicándolo a algún caso concreto. Patarroyo al donar a la OMS su patente de vacuna escogió una conexión adecuada para un engarce de paz viva, pero de haber elegido vender la patente de su vacuna a una multinacional farmacéutica, hubiese optado por una conexión menos justa, más explotadora, generadora de violencia.

El que por una misma conexión, p. e. por un vínculo familiar, puedan circular engarces de paz viva y dinámicas de violencia, significa que la malla de la paz viva, no está separada de las dinámicas de violencia, sino imbricada con ellas. Significa también que esa malla no es algo dado, fijo, sino sometido a cambios, virajes, pulsiones, vivo, influido por las motivaciones y situaciones.

Para tratar de aclarar esta explicación, vamos a aplicarla a otro caso concreto, el del comandante suizo de la policía de fronteras Paul Grüninger y el colega que le denunció. Se trata de algo que ocurrió en la frontera entre Austria y Suiza poco antes de que se desencadenara la Segunda Guerra Mundial. La Alemania Nazi había invadido militarmente y anexionado Austria, y la persecución de los judíos estaba en marcha. Muchos de ellos buscaban con sus familias la salvación huyendo despavoridos a Suiza. Tras unos meses, sin embargo, el gobierno suizo prohibió a partir de una fecha la entrada de judíos.

Paul Grüninger, que recibía en su despacho a las familias judías, cambiaba simplemente la fecha en el sello de entrada en el país y así salvó la vida de varios cientos, quizá más de 3.000 judíos.

Fue entonces denunciado por un colega, otro policía de fronteras, que se dio cuenta de esta falsificación de fechas, e inmediatamente expulsado como funcionario suizo. La denuncia cambió la situación cortando ese engarce de paz viva, una verdadera hebra. Sin embargo no terminó del todo ese engarce porque el mismo denunciante, que nunca recibía en su despacho a los fugitivos judíos, se encontró sorprendido por una familia que había logrado entrar allí y en esa situación al verse cara a cara con ella, con una conexión física bien directa, falsificó la fecha en el sello de entrada, justo como había denunciado semanas antes.

En este relato la situación y la motivación explican el acto de desobediencia a la ley: La situación de verse cara a cara impide al funcionario chivato ignorar la condición humana de los fugitivos. Es una motivación súbita. En contraste la motivación de Paul Grüninger es constante como manifestaba su afirmación “de lo que se trataba era de salvar a seres humanos amenazados de muerte. ¿Cómo en esa situación hubiese podido preocuparme de cuestiones y cálculos burocráticos?” y como insistió hasta el fin de su vida “Volvería a hacerlo. Me siento orgulloso por haberlo hecho”.(Agradecemos esta narración a las pesquisas, el estudio del caso y la publicación por parte de Eyal Press “Beautiful souls: Saying No, breaking ranks and heeding the voice of conscience in dark times”)

De aquí resulta que de la situación y la motivación depende que los engarces de paz viva sean actos aislados, repetidos o constantes.

Las conexiones que canalizan los actos y por las que también pueden circular actos a contracorriente o insumisos pueden ser estructuras o entidades culturales, y en cierta manera son inseparables del mismo acto. Por eso aquí al hablar de engarces de paz viva no nos referimos al mero acto, sino al conjunto que forma ese acto con las conexiones, motivaciones y situaciones que lo acompañan.

Así entendida, la malla de engarces de paz viva en que se sostiene nuestra existencia, no es un tejido de meros actos, sino un tejido de actos con sus conexiones, situaciones y motivaciones, un cuerpo vivo y cambiante con líquidos, carne y osamenta.

Las Hebras de Paz Viva son un engarce más en esa malla, pero especial, ya que son actos que sólo suceden y pueden aparecer en tiempos y situaciones traumáticos cuando los engarces que juntos estructuran la malla de paz viva parecen rotos, aunque de hecho sigan funcionando ocultos por las dinámicas de violencia dominantes. Son además muy especiales por dos razones:

  • porque sus motivos han de ser desinteresados, como comprueba sistemáticamente y con gran rigor la comisión que en el Museo Holocausto en Jerusalén otorga el título de “justo entre las naciones”,
  • y porque han de desobedecer a las normas y disciplinas del grupo propio, ser “insumisos por amor” como les designa Tzvetan Todorov. (véase aquí “¿Nos acompaña un grande más?”)

Por su parte Gabriele Nissim al hablar de “Memoria del Bien” se refiere a la memoria de la Paz Viva, mientras que al usar el término “actos de Bondad insensata”, acuñado por Vasili Grossman, se refiere a Hebras de Paz Viva.

Este texto es una primera redacción exploratoria

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