Las hebras de paz son esos actos, las mayoría de las veces pequeños y casi imperceptibles pero otras veces desafiantes e incluso heróicos, que, en tiempos o situaciones marcados por el horror, terror, violencia letal o flagrantes injusticias, tienden una mano para ayudar o salvar a personas amenazadas o que sufren abusos y humillaciones por ser consideradas enemigas o ajenas. Estos actos se saltan las reglas y normas del grupo propio que exige obediencia y responden a motivos desinteresados.
El ejemplo mundialmente conocido de Hebras de paz y que recoge la película “La lista de Schindler” es el que proporciona Oskar Schindler que, siendo nazi, intervino varias veces por motivos desinteresados para salvar las vidas de judíos empleados en su factoría amenazados por el Holocausto Nazi, como reconoció en 1993 tras 7 años de investigación la Comisión para la Designación de los Justos del Museo Yad Vashem en Jerusalén.
Las Hebras de paz son solo una pequeña parte, pero muy especial, de la Paz viva o Paz positiva, es decir, de la gran malla de engarces que los seres humanos establecemos para apoyar a otros y recibir de otros apoyo.
Las llamamos Hebras de paz viva porque son las hebras que quedan actuando como puentes de vida de un tejido de engarces cuando parece rasgado por la violencia.
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Lo que siempre me ha llamado la atención de «La lista de Schindler» es cómo algo generalmente considerado como negativo (incluso violatorio de los Derechos Humanos más básicos), en ese caso, en esa situación, en ese contexto… (comprar personas para llevárselas a su fábrica) fue la mejor manera de salvar vidas. Por eso, en sintonía con John Paul Lederach, considero que la Paz demanda la puesta en marcha de un pensamiento paradójico (señalado en LA IMAGINACIÓN MORAL).
Buenos días Gerardo, todo el espíritu de las hebras se basa en el pensamiento paradójico. Ayudar a otros en contra de las normas de su grupo de pertenencia, generalmente ideológica, por humanidad.
Se antepone la ayuda a otro ser humano a cualquier otra cosa-
En los tiempos que vivimos probablemente es necesario flexibilizar el pensamiento llevándolo a la paradoja que podría mostrarnos nuevos caminos para lograr la paz, entre otras cosas.