Samuel González Álvarez

Curso 4º C ESO en 2021-2022

IES Manuel de Falla, Coslada (Madrid)

«Después de la guerra al tío Armando y al tío Carlos los detuvieron y fueron condenados a muerte. Al tío Carlos le mandaron a la zona de Cataluña. De hecho a la tía Antonia, mujer del tío Carlos, incluso le llegaron a mandar la ropa como si hubiese fallecido, pero no falleció. Después de juzgarle al tío Carlos, le trajeron a Madrid y le metieron al calabozo junto al tío Armando. Pasó, porque esto es una cosa muy curiosa, que en la celda en la que les encarcelaron tenía un acceso a la alcantarilla y se escaparon los dos y uno más que era muy grandón, según contaba el  tío Carlos, y el grandón se quedó enganchado en la alcantarilla por lo cual no podía salir por allí, aunque el tío Armando era muy alto era también muy delgadito y podía salir por ahí y el tío Carlos, que era más pequeño que la sombra de un gua, consiguieron salir de ahí.

Luego los volvieron a detener en un tiempo pero les conmutaron la pena de muerte. No los mataron porque realmente ellos habían luchado pero no habían hecho barbaridades.  Igual que el abuelo Joaquín, abuelo de tu abuela, es decir, tu tatarabuelo, pues tampoco hizo barbaridades, pero le detuvieron y le liberaron porque él, por ejemplo, había ayudado a unas monjas de la zona donde él había estado, ayudándolas a escapar de algunas de las personas que hacían atrocidades. Después, cuando lo detuvieron, hablaron por él y tampoco le hicieron nada.»

«A mi padre le pillaron por la calle, era un chavalito, y le cogieron los moros y se los llevaron; mi abuela, su madre, habló con un amigo del barrio que era legionario, se lo dijo y como conocía a mi padre, porque al final antes los barrios eran una familia, se conocían todos, todo el mundo se ayudaba y tuvo que ir el legionario a donde estaban los moros y con una granada en la mano y amenazarles que si no le soltaban iba a reventar todo, y al final le consiguió sacar porque a saber qué le hubiesen hecho los moros.»

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