Lentejas de rancho
Era un día frío de finales de marzo, ya había oscurecido y el intenso viento golpeaba las ventanas produciendo un peculiar y ciertamente escalofriante sonido. Me senté en el mullido sofá granate que se extiende a lo largo del salón. Por un momento me detuve a observar a través de los enormes ventanales situados al fondo de la sala. El cielo permanecía oscuro, tan sólo iluminado por la luz amarillenta de las farolas.
-¿Puedo hacerte unas preguntas para un trabajo de ética?
Por un corto periodo de tiempo ella se mantuvo inmóvil, balanceándose levemente en su silla, mirando al frente:
-Por supuesto.- contestó sonriendo- ¿sobre qué van esas preguntas?
-Sobre la guerra civil.- contesto mientras destapo mi bolígrafo.
-La guerra civil…- puedo distinguir el pesar y el temor en su voz.- Pero no quiero que nadie me haga nada, tengo muchas cosas que contar.- dice asustada.
-¿Quién te iba a hacer algo?- pregunto extrañada.
-Nunca se sabe, los franquistas o los de ese partido, los de podemos. Esos jóvenes tienen mucho odio.-
-Pero abuela, los de podemos no van a hacerte nada, tranquila.- digo algo sonriente.- Siéntete libre de contar todo lo que desees, y si lo ves necesario, puedo no poner tu nombre .-
Comienza respondiendo a los datos principales, como su año de nacimiento, 1931 y su edad, 84.
Me cuenta que cuando estalló la guerra residía en Cartagena, dónde nació y vivió su infancia, una ciudad portuaria de gran importancia al final de la guerra civil, dónde sufrieron bombardeos, extendiéndose uno de ellos a más de tres horas.
De este factor se extrae su primera anécdota; me explica que cuando tan sólo tenía unos cinco años, al comienzo de la guerra, recuerda una noche de horror y bombardeos. Se ocultaba en una cama con otros niños, hijos de familiares y amigos, en una gran cama, cuándo una bomba cayó en el edificio de al lado. Sumida en el terror, al igual que los otros niños, permaneció oculta; en ese momento, un reloj de pared cayó encima asustándoles aún más.
-¿Recuerdas algo más que quieras contar abuela?- pregunto con interés.
Me habla sobre un puente custodiado por milicianos. A pesar de ser ella y sus hermanos conocidos como del bando nacional, por su familia materna, jugaban con ellos prestándoles sus máscaras de gas y les entregaban lentejas de rancho para que comiesen, sin importar de qué bando fuesen. Simplemente pensando en la realidad, que eran niños inocentes al margen de cualquier guerra.
-Vaya, es una historia preciosa.- digo felizmente.- ¿Recuerdas si algún niño estaba involucrado en la guerra?
Me cuenta que un hombre al que se conocía como “Chipé», entrenaba niños para hacer registros. Estos niños entraban en su casa y la amenazaban con la intención de descubrir el paradero de su tío y su padre, ambos del bando republicano. Dice recordar, tanto ella como sus hermanos, que esos niños les pegaban y tiraban del pelo.
-Cuéntame algo sobre tu familia, sus bandos; cualquier cosa que recuerdes.-
Habla sobre su tío, un cura, y su padrino; ambos del bando nacional. Afirma que fueron ejecutados por soldados republicanos. También me habla de su padre, con tristeza y melancolía.
Dice que era del bando republicano y siempre tenía que estar escondiéndose y huyendo, puesto que era perseguido por el bando nacional. Fue detenido y encarcelado, después de salir de la cárcel luchó en el frente como movilizado.
También menciona a otro de sus tíos, del bando republicano, alcalde de un pueblo. Ayudó a soltar a muchos nacionales y a salvarles de la muerte; por estas acciones, años después fue deportado a Madrid con la orden de no regresar ni ver a su familia; sin embargo él escapa algunas noches para ver a su mujer y sus hijos, y antes de salir el sol volvía a Madrid para no ser descubierto. De no haber sido por las vidas que salvó sin pensar en el bando al que pertenecían, habría sido ejecutado al finalizar la guerra.
-Las guerras hacen daño.- dice respondiendo a mi última pregunta.- no merece la pena tanto sufrimiento por un fin político. Las guerras sólo matan, matan hermanos con hermanos, matan la paz y la ilusión.
Pinchando sobre la imagen véase el VIDEO de animación:
Gisela Molinero – 3º C (2015-2016)
Está genial Giselita. La historia es bien triste e interesante y la animación el precedente de una gran película que en el futuro, si quieres, prodrás dirigir.Yo te daría una MATRÍCULA DE HONOR.
Carmen