Cuando él oía ruidos se metía en su escondite, que era un hueco debajo de la escalera
Respondió que la educación puede modificar la actitud ante las guerras y favorecer la paz, porque tu cerebro te hace pensar cosas diferentes si estás bien educado o no, así que, por ejemplo, eso te ayudaría a ofrecerle tu mano a alguien que necesitara ayuda.
Daniel de Frutos Zafra
Curso 3ºA de la ESO en 2015-2016
IES Manuel de Falla, Coslada (Madrid)
Daniel grabó en audio la charla con su abuela Emiliana Cana Rodríguez, que nació en Fuentelespino de Haro, Cuenca, el 14 de enero de 1938.
A día 28 de marzo me dispuse a entrevistar a Emiliana Cana Rodríguez, mi abuela. Yo mismo le hice saber que si había algunas cosas que por cualquier razón no quisiera responder o contarlas no pasaba absolutamente nada. Añadí que le iba a preguntar cosas sobre ella y mayoritariamente sobre la guerra y la posguerra. (Para complementar el trabajo decidí grabar nuestras voces para que la entrevista fuera mucho más clara).
-¿Cómo te llamas?
Al principio ella dijo que esa pregunta ya la había respondido, eso fue a causa de una interrupción en la entrevista. Finalmente ella dijo cómo se llamaba: Emiliana Cana Rodríguez.
-¿En qué año naciste? ¿Y tus padres?
Ella nació en Fuentelespino de Haro, Cuenca, el 14 de enero de 1938, un año antes del final de la Guerra Civil. Cuándo pregunté acerca de sus padres no se acordaba de los años en los que ellos nacieron pero sí de los días. Su padre nació el 1 de Agosto y su madre el 12 de Abril.
-Durante la guerra, ¿en qué trabajaban tus padres?
A esta pregunta, ella respondió que sus padres trabajaban en el campo, se dedicaban a cuidar los olivos (como hace mi abuelo ahora), también araban las tierras y cuidaban de la agricultura para poder comer.
-¿A quiénes votaron tus padres antes de la guerra?
Ahí fue cuando llegó el shock, los dos estuvimos liados pero otro día, yo le pregunté mejor detenidamente sobre esto: ella me dijo que en su pueblo había gente de los dos bandos pero que sus padres votaron a los de derechas y a la gente de este bando se los llevaron a combatir en la guerra. Los republicanos fueron los que se quedaron en su pueblo.
-¿Recuerdas algo de aquellos tiempos o alguien de confianza te relató algo que nos quieras contar?
Aquí nos cuenta que se llevaron a los de derechas en un camión a la guerra. Nos dice que su padre una vez en la guerra tuvo la opción de escaparse y, así es, lo hizo porque no quería luchar y morir. Fue de vuelta al pueblo con un amigo que había conseguido escaparse con él. Nos comenta que su trayecto hacia casa era andar por la noche y esconderse por el día para que los republicanos no les aniquilaran. Tardaron dos o tres días. Una vez en casa su padre se escondió allí. Entonces ella y sus dos hermanos eran todavía muy pequeños y su abuelo cuidaba de ellos. Por las noches ellos volvían a casa y su madre guisaba algo a su padre y a ellos. Nos afirma que cuando él oía ruidos se metía en su escondite, que era un hueco debajo de la escalera en el que taparon la entrada y también echaron sacos de trigo para que no se notara nada e hicieron un agujero en la cámara para que pudiera respirar.

Eulogio Martínez Zafra, luchador republicano nacido en Fuentelespino de Haro, en la provincia de Cuenca, en 1916, contará a partir de hoy con un ‘Stolpersteine‘, un adoquín de la memoria en su municipio natal.
Martínez Zafra se alistó en el ejército de la República con tan solo 20 años en 1936, nada más estallar la Guerra Civil tras el golpe de estado fascista del 18 de julio de ese año. Después de combatir en diversos frentes, la caída de Cataluña tras la Batalla del Ebro le condujo al exilio a Francia.
Allí padeció las penurias del exilio republicano, encerrado en uno de los numerosos campos de refugiados habilitados por el gobierno de Daladier para contener a los «extranjeros indeseables». Jamás recuperaría su libertad. Al rendirse Francia bajo las tropas nazis, Martínez Zafra fue inmediatamente apresado, y trasladado, en un primer momento a Mauthausen, y de ahí a las instalaciones de Gusen, donde murió el 22 de noviembre de 1941.
Su caso tan solo es un de los 99 que la provincia de Cuenca tiene de españoles asesinados por la Alemania nazi, la mayoría de ellos olvidados, por desaparición o miedo de sus familiares.
Sin embargo, gracias al esfuerzo de dos familiares lejanos, que recuperaron la historia perdida gracias a una serie de documentos, la memoria de Eulogio Martínez Zafra quedará grabada en la piedra, en la calle Argelete de su Fuentelespino natal.
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