Mi abuela Concha por desgracia ya no está aquí con nosotros, pero mi madre y yo hemos hecho memoria de las historias que nos contaba sobre su vivencia en la guerra. Vivía en Madrid capital, con su madre, que era viuda y su hermano Rodolfo. Cuando empezó la guerra ella tenía aproximadamente entre 10 u 11 años y su madre, por suerte, se metió a trabajar en el cuartel militar de cocinera, donde la llevaba para ayudarla y para estar con ella mientras trabajaba.

Un día, volviendo del cuartel a casa cayó una bomba en la misa calle por donde iban andando y los trozos de metralla hirieron a mi abuela en un brazo. Mi abuela miles de veces nos enseñaba la cicatriz a mi hermana y a mí.

Gracias al trabajo que tenía en el cuartel, mi bisabuela margarita y mi abuela junto con su hermano no pasaban hambre y ayudaban a mucha gente de los dos bandos dándoles comida a escondidas.

A Rodolfo, le cogieron en el bando franquista y se lo llevaron a luchar, sobrevivió con lesiones muy graves en la columna vertebral.

Un día en el cuartel llegó un camión de soldados para reponer fuerzas y el conductor del camión se enamoró de mi abuela. Ella le alimentaba a escondidas. En la posguerra mi abuela y mi abuelo se casaron y vivieron en una habitación ya que no tenían nada y luego mi abuelo se puso a trabajar en la estación del norte de maletero y consiguieron seguir adelante con mucho esfuerzo.

Pilar Llori – 4º ESO (2013-2014)