El 7 de Marzo de 1928 nació la que hoy, a sus 85 años, nos cuenta cómo vivió la guerra, Paz Millán Carrasco. Se crió en un pueblo de Cuenca, Villaescusa de Haro, junto con sus 3 hermanos y sus 3 hermanas; Juan Vicente (el mayor), Valentín, Regino, Antonia, Carmen, Ella (que era la segunda más pequeña) y Consuelo (Conocida como Juana).

Los hombres de la casa se dedicaban a segar en el campo y a cuidar del huerto que tenían, mientras que las mujeres se ocupaban de tareas de la casa, en aquella época no se votaba porque había una dictadura y el derecho al voto todavía no era para todo el mundo, pero ellos eran una familia de izquierdas.

Cuando empezó la guerra, Paz tenía 8 años y lo que más recuerda es la muerte de su hermano mayor; Juan Vicente. Aún recuerda cuando a principios de agosto estaban en el campo segando y le llamaron para que subiese al pueblo, le metieron en un camión de Cuenca a Madrid y ya no le volvieron a ver. Unos pocos meses después, a principios de 1937, les llegó una baja al ayuntamiento diciendo que había muerto a los 21 años en Cuatro Caminos, pero nunca supieron dónde está enterrado el cuerpo. Todos sus hermanos lucharon obligados en el lado republicano desde el principio de la guerra, hasta finales de la posguerra (en total estuvieron 6 años los dos que sobrevivieron), en los tres últimos años Regino y Valentín venían a visitar a su familia

Cuando Paz cumplió los 18 años se fue junto con su hermana Consuelo a Madrid puesto que en el pueblo donde vivían no se podían ganar la vida. En Madrid estuvieron viviendo 6 años y después se fueron a Suiza donde vivieron 3 años antes de regresar de nuevo a Villaescusa.

El día a día durante la guerra era muy duro, su padre obligaba a Paz y a sus hermanas a ir todos los días a segar al campo ya que los hombres no estaban, y por las noches, las hacía ir al huerto a dormir en una cabaña para vigilar que no les robasen los melones. A parte, ellas tenían que ir a la escuela que permanecía abierta, con su cubo de ascuas en invierno para calentarse los pies, aunque poco a poco dejaron de ir para ayudar a su padre en el campo diariamente y así poder alimentarse de lo que cultivaban aparte de su bocadillo de pan con vino y azúcar que era su comida más habitual.

Sus hermanos Valentín y Regino estaban luchando cerca de Francia y su padre iba hasta Socuéllamos con las mulas a llevar paquetes con chorizo, pan… Paquetes que la mayoría de veces no llegaban. Al poco tiempo, detuvieron a su padre porque un vecino de derechas le denunció sin motivo alguno, se pasó nueve meses en un calabozo del castillo de Belmonte, lleno de agua y de humedad, donde enfermó de ciática y eso le impidió que volviese a trabajar en el campo. La suerte que tenían era que por aquel pueblo no pasaban los aviones bombardeando, ellos notaban la guerra porque es un pueblo muy pequeño y se llevaron a mucha gente desde los 17 años hasta los 50 para luchar y la mayoría no regresaron nunca.

Otra cosa de las que Paz recuerda es cómo los Maquis, un grupo de republicanos que se escaparon de la guerra, se escondían por los montes para que la guardia civil no les encontrase y por las noches bajaban al pueblo a pedir comida o a visitar a sus familiares para que les escondiesen, pero poco a poco fueron desapareciendo.

Tania García Mena  –  1º BACH A (2013 – 2014)